miércoles, 8 de septiembre de 2010

¿Cuándo vamos a levantar a México?

Esta semana se entrecruzan dos hechos que van a mostrar el tipo de país que productivamente tenemos, cada vez más lejos del que quisiéramos. Por un lado, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) de Davos, Suiza, va a publicar su índice de competitividad de naciones, con malas noticias para nuestro país. Por otro, el gobierno federal entrega hoy el proyecto de paquete económico nacional para 2011 al Congreso de la Unión, y no se esperan buenas noticias.
De acuerdo con anticipos informativos a la presentación de mañana, el informe del WEF, dirigido por el profesor Klaus Schwab, México descenderá del lugar 60, en 2009, al 65º. en competitividad.
El gobierno ya está preparado para contrarrestar la mala nueva. Su plan de acción será cuestionar la validez de la información que fue utilizada para degradar a nuestro país. Todo el índice se fundamenta en consultas con cuestionarios a dirigentes económicos, financieros, empresariales, sociales y políticos de un extenso padrón del WEF. En el caso de México, ha trascendido, se buscó la opinión de unas 800 personalidades, de los que respondieron poco más de 90. “Es subjetivo”, dirán desde el gobierno.
¿Qué coloca a México tan abajo en el nivel que debería tener, frente a otras naciones? Fundamentalmente la burocratización, la ineficiencia en promover competencia empresarial y, sobre todo, la parálisis en la actualización de normas que inciden en los sectores productivos: energía, trabajo, fisco.
El otro lado de la moneda es el trabajo que comenzarán a hacer las cámaras de Senadores y Diputados, en el marco de sus respectivas competencias, a partir de esta semana para evaluar la propuesta del Ejecutivo federal de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos para 2011. Aunque muchos políticos hablan de búsqueda de consensos, los especialistas económicos mexicanos esperan un continuismo en un sistema impositivo incapaz para promover la inversión, la productividad y el empleo, y un gasto público ineficiente para invertir cada peso de los mexicanos en mejoras palpables en salud, educación, servicios públicos, infraestructura y, por supuesto, en trabajo mejor remunerado.
En otras palabras, para levantar a México, en competitividad y en todo tipo de indicadores de beneficio social, los políticos, los empresarios, los dirigentes de sindicatos, asociaciones de productores y de organismos sociales, y los rectores de universidades tienen el enorme reto de superar la parálisis, la arterioesclerosis que tanto frena al país, frente al resto del mundo.
Y no dejar solos a los políticos en sus devaneos e intereses de grupo.

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AVISO A LOS LECTORES

Esta semana, este blog recibió el siguiente mensaje:

Estimado Webmaster,

En primer lugar, felicitarle por el buen trabajo realizado para el desarrollo y posicionamiento de su página web.
Quería plantearle la posibilidad de realizar un intercambio entre su web
http://evolucioneshumanas.blogspot.com/
nuestro blog
http://www.master-direccion-empresas.com/
Nosotros le pediríamos que incorporase en su blog un enlace con el texto "Master Administración y Dirección de Empresas" apuntando a
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y a cambio le ofrezco la posibilidad de añadir
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el enlace que sea de su interés.
Creo que este intercambio puede ser muy provechoso para ambos, ya que se trata de intercambio de enlaces temáticos que nos ayudarán a un mejor posicionamiento de nuestras webs en la Red.
Quedo a la espera de su respuesta, un saludo,

Marysol Hernández
Marketing de EUDE

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Con el único ánimo de favorecer el debate sobre negocios e impulso empresarial, desde mañana se invitará a los lectores con una liga en este blog a que visiten, si así lo desean.

José Antonio Cázares

martes, 7 de septiembre de 2010

Mexicana, al ritmo de Gastón Azcárraga

Lo logró. Mexicana de Aviación obtuvo esta mañana la declaración judicial que la coloca en proceso de concurso mercantil, lo que significa, en pocas palabras, que la empresa tiene el plazo que necesitaba para negociar, en mejores condiciones, los más de 15 mil millones de pesos de deuda, los acreedores quedan atados de manos para ejercer su derecho y los usuarios... pues que se las arreglen como puedan.
Gastón Azcárraga, el propietario de la aerolínea hasta el 20 de agosto pasado, cuando vendió en simbólicos mil pesos (70 dólares) el control de la empresa a una compañía inversora, recibió un colchón de protección. Pero la clave no está en la venta, sino en el avance del caso.
¿Qué es un concurso mercantil? Es un procedimiento legal por el que una empresa puede solicitar la protección gubernamental contra sus acreedores para detener cualquier acción de despojo o liquidación de bienes. Azcárraga lo ha logrado, luego de que un visor gubernamental comprobó, porque esa es la base para la declaración del concurso, que la empresa no dejó sus operaciones por malos manejos propios sino por factores económicos externos. La famosa crisis económica, sumada a la influenza humana A H1N1 y hasta la imposición de visas a mexicanos para visitar Canadá.
¿Qué sigue?
Un largo año en el que la autoridad judicial reunirá al propietario de la aerolínea con los principales acreedores, buscando la conciliación de intereses. Bien para Azcárraga, porque estará en condiciones desahogadas para “hacerse pato”. Después de que concluya este periodo, la autoridad comenzará a buscar postores que se quieran quedar con la aerolínea, por hasta otro año. El dueño en México de la cadena de hoteles Fiestamericana y Fiesta Inn, entre otros, podrá operar con total comodidad en esta situación, recibiendo ofertas por la marca, que vale, y por los slots y las rutas aeroportuarias.
¿Y los pilotos, sobrecargos y personal de tierra de Mexicana de Aviación y sus subsidiarias, Mexicana Link y Mexicana Click? A sufrir un largo periodo sin ingresos, presionados por la amenaza de que las aerolíneas desaparezcan si no ceden en buena medida en sus salarios y contratos colectivos.
¿Y los usuarios?
A padecer, porque Mexicana seguirá en el limbo, sin operaciones, obligándolos a esperar hasta dos años por el reembolso de los boletos comprados o a liquidar una cuota extra para hacerlos válidos con otra aerolínea.
El bello puerto de Huatulco languidece. La industria hotelera y restaurantera tiene menos de 20% de los visitantes tradicionales por estas fechas gracias al paro de Mexicana. En Oaxaca, donde 60% de los visitantes por avión llegaban por esta aerolínea, los visitantes escasean. Hoy, en un domingo no pasan de 400 los visitantes al maravilloso sitio de Monte Albán, cuando normalmente recibían de tres mil a cinco mil personas.
Contra todos los intereses afectados, Gastón Azcárraga lo ha logrado. Compró una gran aerolínea en una ganga (poco más de 160 millones de dólares), con el pretexto de modernizarla, la endeudó por alrededor de 800 millones de dólares, transfiriendo recursos a otras de sus empresas no afectadas por el caso, y hoy está protegido por la ley para que sus acreedores no le puedan cobrar y, en cambio, ofrecerle beneficios en sus deudas para recuperar algo de lo perdido.
¡Vaya empresarios que tiene México!

lunes, 6 de septiembre de 2010

El lastimado consumidor mexicano

En enero de 2008 los consumidores en México, o sea todos, eran muy optimistas sobre las economías de su hogar y del país. No había ni una sombra de preocupación. Si la confianza que tenía en enero de 2003 valía 100 puntos, en el mismo año de 2008 calificaba con 104.3 puntos su certeza de que la economía de su casa estaba mejor entonces que un año atrás, y con 105.4 puntos su credibilidad en que la tendría mejor un año después.
Con el país también era optimista aunque un poco menos generoso. Tomando la misma referencia, en enero de 2008 calificó con 99.5 puntos la economía de México entonces con respecto a la que recordaba que había 12 meses atrás, y con 99.7 puntos el porvenir nacional en un año.
En consecuencia, la población tenía hace 32 meses la certeza de que podía adquirir, de contado o a crédito, bienes duraderos como un televisor, una sala, un comedor o una estufa. En enero de 2008 calificó esta certeza en 108.6 puntos.
No tenía idea de lo que en Estados Unidos estaba sucediendo en las entrañas de las instituciones financieras, que alegremente se vendían deuda para cambiar sus estados financieros de números rojos a negros. Y algunos pocos informados acá en México, que veían nubarrones, definían el riesgo como “un catarrito” para México. ¿Se acuerda?
En octubre de 2008, justo cuando todos los estados financieros, las deudas y muchas empresas en México comenzaron a sonar sus alarmas y a registrar caídas, los consumidores mexicanos todavía no anticipaban lo que venía. A su economía doméstica actual la calificó con 93.0 puntos respecto de un año atrás, y con 90.0 la de su porvenir a un año; respectivamente, dio 79.7 puntos para la actual del país y 78.1 puntos a la que creía que tendría en un año. Donde la gente mostró temor fue en invertir en compras mayores, y le puso 69.1 puntos, casi 40 puntos menos que ocho meses atrás.
Las curvas de tendencia en los cinco factores observados en este estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Banco de México con encuestas en las 32 entidades federativas del país de octubre de 2008 a agosto de 2010 muestran dramáticas caídas, sobre todo en la situación económica de los hogares, y particularmente en la disposición del consumidor a invertir en compras mayores. La industria, el comercio y los servicios en el país tienen su propia versión del pánico en el que cayeron los consumidores: llenaron bodegas e inventarios, paralizaron parcialmente sus actividades y hubo incluso algunos que tuvieron que cerrar.
Esta reacción de los sectores productivos retroalimentó el pesimismo de la población, que vio su poder adquisitivo disminuido, y en algunos casos su empleo vulnerado. En consecuencia, tuvo que concentrarse en proteger su consumo básico, y posponer compras grandes. Redujo sus visitas a restaurantes, disminuyó el volumen de sus despensas, evitó las salidas a espectáculos o al cine, y dejó para mejor oportunidad viajar con su familia.
Esta situación apenas comienza a levantar. La recuperación de la caída lleva una tendencia de mejora, pero a una velocidad pasmosamente lenta. Los temores no se han ido.
Si bien México se distingue por un mercado interno débil, hay que entender el momento actual. A los empresarios les corresponde comprender esta dinámica, porque tomar pasos en falso, invertir en lo que no debe, puede llevarlos a equivocar resultados y, en consecuencia, pérdida de utilidades. Los consumidores están lastimados, en sus bolsillos y en su confianza, y no va a ser fácil recuperarlos en ventas.
Invierta ahora en capacitación, diseño y sobre todo, en estrategia, no en extender su producción. No es tiempo todavía y le puede costar caro.