lunes, 7 de marzo de 2011

La Presidencia de México en 2012 quedará entre dos

• EL PANISTA JORGE MANZANERA HA PERDIDO SU MAGIA COMO ESTRATEGA, DEJANDO TODO EN MANOS DE SALINAS DE GORTARI Y CAMACHO
• LOS CUARTOS DE GUERRA YA ESTÁN LISTOS PARA LA CONTIENDA, Y SE DARÁN CON TODO EN LAS DEBILIDADES DEL CONTENDIENTE
• ESTA VEZ LOS GRANDES MILLONARIOS DE MÉXICO, ENFRENTADOS ENTRE SÍ, TIENEN MÁS DE UNA OPCIÓN REAL PARA BRINDAR SU APOYO

Con el reciente cambio de presidente nacional de Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la reunión del Consejo Nacional del Partido Acción Nacional (PAN), más la escaramuza que provocó Andrés Manuel López Obrador hace unos días al pedir licencia en su afiliación nominal en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) –porque funcionalmente hace años que existe— se puede asegurar que los partidos ya iniciaron formalmente la contienda presidencial de julio de 2012.
Como si fuera un juego de naipes, las cartas ya están repartidas entre los participantes con posibilidades, y ahora sólo resta que comiencen a jugar. El resto de los partidos (Verde Ecologista de México, del Trabajo, Convergencia y Nueva Alianza) serán sólo espectadores. Jugarán, pero de meros comparsas para proteger su registro y sus jugosas prerrogativas económicas a costa de los contribuyentes. Esto no quita que varios jueguen con candidatos propios; pero las condiciones de cada uno hacen cada vez más previsible que conforme se acerque el 1 de julio de 2012, fecha de las elecciones, se sumen a los grandes. Pero lo novedoso está en la cada vez mayor probabilidad de que las circunstancias, y los estrategas políticos, hagan que, al final, el PRD y el PAN se alíen por el más adelantado de sus candidatos, para enfrentar al priísta, que ahora parece ir en caballo de hacienda. La disputa estará entre dos al final

¡ARRAAAANCAAAAAAANN!

El contexto de la próxima contienda presidencial es una arcaica pugna histórica entre dos ex aliados políticos que no han resuelto una rivalidad de muchos años: el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y Manuel Camacho Solís (Ver http://bit.ly/f1vifo). El primero ha influido decisivamente a través de la figura del gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, y la hegemonía priista para construir la vuelta del tricolor al gobierno federal; el segundo, a una anhelada revancha contra quien le impidió competir en 1994 por la Presidencia de México. Cada vez más, ambos se revelan como los grandes factores estratégicos de la próxima contienda electoral, aunque todavía les restan escollos por vencer.
Camacho es quien la tiene más complicada. Tendrá que hacer uso de todas sus habilidades de negociación para convertir al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, en el candidato de una gran alianza partidista. Es tal su reto, que en los últimos días ha salido a los medios para otorgar numerosas entrevistas en las que ha defendido consistentemente la viabilidad de conjuntar intereses políticos opuestos. La semana pasada dijo en Radio Fórmula que ve una elección de tres candidatos con posibilidades, pero en una final de dos. Dicho de otra manera, aspira a tener la capacidad de que el gobernante PAN, cuyo candidato no pase del tercer lugar en preferencias, se sume a Ebrard para contender contra Peña Nieto.
Por ahora las baterías de Camacho se concentran en la próxima contienda en julio próximo del estado de México, la entidad federativa más poblada del país y donde tienen su principal fuerza de votantes Salinas y Peña Nieto. Para Camacho lo ideal sería que por primera vez la oposición al PRI ganara la gubernatura mexiquense; pero lo más importante es que, aún perdiendo, logren la alianza entre las izquierdas y el PAN, que fortalecería la precandidatura de Ebrard, y al mismo tiempo no haya fracturas importantes al interior del perredismo. Por el contrario, para el PRI es fundamental impedir esa alianza y mantener el control de ese estado. Ambos se disputan una gubernatura, pero sobre todo “la piedra filosofal” para acercarse al triunfo en 2012.
Mientras se resuelve esta competencia, los cuartos de guerra –los famosos War Room de estrategia de los políticos estadounidenses— de Ebrard y Peña Nieto ya deben estar apertrechándose. Es previsible que se den filtraciones de guerra sucia y patadas bajo la mesa: todo lo que les genere algún beneficio. Mientras se resuelve el estado de México estarán preparando obuses contra el oponente, para dispararlos a fines de año y, sobre todo, en la primera parte de 2012.
En estos preparativos estratégicos contará mucho que los grandes multimillonarios de México están lesionados y enfrentados en sus intereses, lo que los hará presa de los contendientes políticos, particularmente Carlos Slim Helú, Ricardo Salinas Pliego y Emilio Azcárraga Jean, engarzados en una disputa por sus negocios en telecomunicaciones, pero también Germán Larrea y Alberto Baillères, cuyas empresas mineras enfrentan la amenaza de nuevos gravámenes en la industria minera. Larrea, además, disputa el control del Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) –operador de 12 terminales aéreas en el Noroeste y Occidente del país, además de aspirar a quedarse con la atractiva concesión del aeropuerto de la Riviera Maya— a las españolas Abertis y Aena, dos de los socios estratégicos del grupo.
Todos estos intereses son una mina de recursos y compromisos para las precandidaturas con posibilidad de triunfo; pólvora para los tiempos de guerra.

EN QUÉ ESTÁN Y A DÓNDE VAN

DE CAPA CAÍDA. Las posibilidades reales del gobernante PAN se han empequeñecido, en parte por las disputas internas pero también por los magros resultados en seguridad y economía, que han generado decepción entre la mayor parte de la población. De acuerdo con un reciente sondeo del periódico El Universal, el presidente Felipe Calderón enfrenta su nivel más bajo en popularidad en los cuatro años de gobierno. Ninguno de los que aspiran en el blanquiazul a quedarse con la candidatura tiene buenas perspectivas, sea porque no tienen apoyos reales en el PAN o porque los que gozan del favor presidencial se han quedado en niveles mínimos de popularidad, pese a la labor del estratega Jorge Manzanera Quintana, y del equipo cercano al mandatario en la casa presidencial de Los Pinos. Manzanera parece haber perdido la “varita mágica” que estuvo detrás del triunfo de Calderón.
Aunque es seguro que el PAN tendrá un candidato propio –la propuesta presidencial de contemplar un candidato ciudadano parece ser un mensaje interno para meter presión a su oposición partidista— persiste la sospecha de que de no pasar del tercer lugar en las preferencias conforme avance la contienda Calderón estará dispuesto a una alianza con Ebrard, con tal de que no triunfe el PRI.
MUCHO “PEGAMENTO”. En el tricolor está cantado que el candidato será Peña Nieto, con dos retos: evitar las fracturas entre los dirigentes y fuerzas vivas del partido, como les ocurrió en 2000 y 2012, y prepararse ante el golpeteo del que será objeto, pues Peña Nieto goza de la mayor popularidad entre los aspirantes de todos los partidos gracias a una costosa campaña mercadológica que desde hace años ha cultivado su imagen de “guapo”; pero sin mucha capacidad para los debates de ideas. El PRI tendrá que utilizar muchísimo “pegamento” para mantenerse fortalecido hasta el 2012.
TEJER Y TEJER. Pero es el equipo de Ebrard y Camacho el que tiene el reto más complicado, pues para hacer viable su triunfo deberá tejer muchas alianzas dentro del PRD, con el resto de las izquierdas y con el derechista PAN para hacer viable que alcance la Presidencia en 2012. A su favor cuenta que la gran capacidad discursiva de Marcelo Ebrard y las habilidades de negociación de su equipo de estrategia. Si lo logran, Camacho tendrá la gran revancha que ha buscado en contra del candidato de Carlos Salinas.

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