Lo logró. Mexicana de Aviación obtuvo esta mañana la declaración judicial que la coloca en proceso de concurso mercantil, lo que significa, en pocas palabras, que la empresa tiene el plazo que necesitaba para negociar, en mejores condiciones, los más de 15 mil millones de pesos de deuda, los acreedores quedan atados de manos para ejercer su derecho y los usuarios... pues que se las arreglen como puedan.
Gastón Azcárraga, el propietario de la aerolínea hasta el 20 de agosto pasado, cuando vendió en simbólicos mil pesos (70 dólares) el control de la empresa a una compañía inversora, recibió un colchón de protección. Pero la clave no está en la venta, sino en el avance del caso.
¿Qué es un concurso mercantil? Es un procedimiento legal por el que una empresa puede solicitar la protección gubernamental contra sus acreedores para detener cualquier acción de despojo o liquidación de bienes. Azcárraga lo ha logrado, luego de que un visor gubernamental comprobó, porque esa es la base para la declaración del concurso, que la empresa no dejó sus operaciones por malos manejos propios sino por factores económicos externos. La famosa crisis económica, sumada a la influenza humana A H1N1 y hasta la imposición de visas a mexicanos para visitar Canadá.
¿Qué sigue?
Un largo año en el que la autoridad judicial reunirá al propietario de la aerolínea con los principales acreedores, buscando la conciliación de intereses. Bien para Azcárraga, porque estará en condiciones desahogadas para “hacerse pato”. Después de que concluya este periodo, la autoridad comenzará a buscar postores que se quieran quedar con la aerolínea, por hasta otro año. El dueño en México de la cadena de hoteles Fiestamericana y Fiesta Inn, entre otros, podrá operar con total comodidad en esta situación, recibiendo ofertas por la marca, que vale, y por los slots y las rutas aeroportuarias.
¿Y los pilotos, sobrecargos y personal de tierra de Mexicana de Aviación y sus subsidiarias, Mexicana Link y Mexicana Click? A sufrir un largo periodo sin ingresos, presionados por la amenaza de que las aerolíneas desaparezcan si no ceden en buena medida en sus salarios y contratos colectivos.
¿Y los usuarios?
A padecer, porque Mexicana seguirá en el limbo, sin operaciones, obligándolos a esperar hasta dos años por el reembolso de los boletos comprados o a liquidar una cuota extra para hacerlos válidos con otra aerolínea.
El bello puerto de Huatulco languidece. La industria hotelera y restaurantera tiene menos de 20% de los visitantes tradicionales por estas fechas gracias al paro de Mexicana. En Oaxaca, donde 60% de los visitantes por avión llegaban por esta aerolínea, los visitantes escasean. Hoy, en un domingo no pasan de 400 los visitantes al maravilloso sitio de Monte Albán, cuando normalmente recibían de tres mil a cinco mil personas.
Contra todos los intereses afectados, Gastón Azcárraga lo ha logrado. Compró una gran aerolínea en una ganga (poco más de 160 millones de dólares), con el pretexto de modernizarla, la endeudó por alrededor de 800 millones de dólares, transfiriendo recursos a otras de sus empresas no afectadas por el caso, y hoy está protegido por la ley para que sus acreedores no le puedan cobrar y, en cambio, ofrecerle beneficios en sus deudas para recuperar algo de lo perdido.
¡Vaya empresarios que tiene México!
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