domingo, 27 de febrero de 2011

El ultimátum de Obama a Calderón

• RECIÉN LLEGÓ OBAMA AL PODER, CALDERÓN SE COMPROMETIÓ “PERSONALMENTE” A DEJAR A SU SUCESOR UN PAÍS SEGURO
• CUANDO ESTA SEMANA SE ENCUENTREN AMBOS MANDATARIOS, LA SITUACIÓN NO SERÁ FÁCIL. ES OBVIO POR QUÉ


La agenda política nacional de esta semana tendrá énfasis en viajes. Primero se hablará de lo maravilloso que puede ser venir a México; luego vendrá uno que el presidente Felipe Calderón probablemente quiera olvidar.
Comienza este lunes, con la presentación de un plan nacional para incentivar el turismo en México, particularmente el que viene del extranjero. Con bombo y platillo se hablará en Los Pinos de todos los atractivos en nuestro país, y a las empresas del sector que estén representadas –en las que tienen mucho peso los capitales de Estados Unidos, España y Francia— no les quedará otra que respaldar el plan, aunque internamente lo único que les preocupa son los severos perjuicios que han afectado a “la industria sin chimeneas” en los últimos años gracias; entre otros factores, a la crisis económica internacional, la epidemia de gripe AH1N1 y, particularmente, el incremento de la violencia y la crudeza generada por la lucha gubernamental contra las bandas de delincuencia organizada, una lucha que cada vez es más cruenta e improductiva.
Aparentemente, las vacaciones de fin de año causaron que Calderón llegara a la conclusión de que había que sacudir a todo su gobierno para frenar la caída en visitantes y derrama económica. En la reunión anual de cuerpos diplomáticos mexicanos acreditados en el extranjero de enero el principal mensaje de la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, fue el reclamo de que no estaban haciendo bien su tarea para promover la imagen de México y la exigencia inmediata de que pusieran manos a la obra. En ese tiempo también trascendió una reunión extraordinaria de Calderón con todo su gabinete en la que el mandatario exigió a todos sus secretarios corregir la débil presencia de sus actividades gubernamentales en los medios de comunicación porque dejaban el tema del combate al narcotráfico y sus secuelas como dominante, generando temores entre la población.
La semana comienza, entonces, con una buena dosis de optimismo discursivo sobre el turismo en México impulsado desde el gobierno, que acabará pronto cuando Felipe Calderón tome el avión para viajar el miércoles a Estados Unidos y encarar lo que será probablemente uno de sus momentos más angustiantes como mandatario, porque Barack Obama lo encarará –muy comedidamente, como debe ser el diálogo diplomático— de estar fallando en el principal compromiso que México ofreció a la Unión Americana.

“NO CUMPLIÓ, MÍSTER CALDERÓN”

Salvo muy raras excepciones, los encuentros entre jefes de Gobierno proyectan renovados mensajes de amistad y cooperación. Lo que ocurra en las reuniones privadas, por más que abunde la cortesía expresiva, es algo que no trasciende, más allá de las memorias de los protagonistas que años después se publican.
Gracias a Wikileaks esta vez podemos suponer cuál será el tema principal del próximo encuentro entre los gobernantes mexicano y estadounidense. Hace una semana, el portal del controvertido Julian Assange liberó un informe de la Secretaría de Estado estadounidense (09PARTO40301) que relata los pormenores de un encuentro en México entre la secretaria Hillary Clinton y el presidente Felipe Calderón. El informe fue divulgado por el diario La Jornada (http://wikileaks.jornada.com.mx/notas/secretaria-de-estado-pide-a-embajada-evaluacion-de-calderon), pero la nota se quedó en lo anecdótico al dar cuenta de la “extrema cordialidad” del encuentro, en el que los “ayudantes” de Calderón estuvieron continuamente tratando de interrumpir la conversación, ante lo que el mandatario les hacía señales de que no lo hicieran.
El documento de Wikileaks es muy rico en detalles sobre aspectos de primera magnitud en la relación bilateral. Para apreciarlo en toda su dimensión hay que recordar que entonces, mientras Calderón se acercaba a la segunda mitad de su mandato Barack Obama comenzaba su administración con muchas aspiraciones para el mundo entero, luego del desastroso gobierno de ocho años de George W. Bush que sumió al planeta en una polarización geopolítica, una guerra injusta y que permitió que se gestara la crisis económica internacional con más perjudicados en la historia de la humanidad.
Con apenas unas semanas en el poder, la administración Obama buscó actualizar la agenda binacional con México. Como informó la nota de La Jornada, ante los infructuosos aspavientos de colaboradores de Calderón el mandatario habló y habló y habló mientras Hillary Clinton lo escuchaba. Como se supo por otro cable de Wikileaks, a la secretaria le ha interesado conocer el perfil del mandatario mexicano.
En el resumen de inicio aparece: “El presidente Calderón enfatizó su compromiso personal para garantizar la seguridad de los ciudadanos mexicanos (...) transmitió las preocupaciones sobre cómo el tema de Cuba será tratado en la próxima Cumbre de las Américas y discutió sus ideas para el planeta en el tema medioambiental (...) El presidente Calderón alentó a Estados Unidos a volver a asumir su papel clave en la región”.
Pero el aspecto en el documento filtrado que tiene más consecuencias es el punto 6: “El presidente Calderón reconoció que aunque la agenda bilateral es más amplia que el de la seguridad, señaló que éste es el asunto más urgente. Calderón se comprometió personalmente a dejar a su sucesor un México seguro, con instituciones creíbles y libres de la sospecha de la corrupción”.
A casi dos años, lejos de la meta, el país está más convulsionado que entonces. La estrategia que ha aplicado el gobierno, más que aminorar la violencia la ha extendido y vuelto más sanguinaria, convirtiéndose en un factor que podría influir en el proceso electoral en México. La credibilidad de las instituciones está abajo, y la corrupción campea.
Pero Calderón no sólo está lejos de cumplir su compromiso personal. México ya se ha convertido en un serio problema en la agenda interna de Estados Unidos, agraviado por el inusitado atentado a agentes estadounidenses en suelo mexicano, con una baja mortal, y la cada vez más amenazante actitud de los grupos delictivos mexicanos en la frontera común. Por si fuera poco, como fue evidente en la entrevista publicada la semana pasada en El Universal, el presidente mexicano descalifica públicamente a la representación diplomática estadounidense, encabezada por el embajador Carlos Pascual, y la coordinación de las agencias estadounidenses en materia de seguridad.
Esta situación ha fortalecido a la oposición conservadora que enfrenta Obama, a quien acusan de blando hacia México exigiendo medidas más drásticas, en algo que ya influye hacia el proceso electoral de 2012 en la Unión Americana.
Nueve meses después del encuentro de marzo de 2009 con Calderón, Hillary Clinton pidió a la embajada en México que le respondieran (cable 09STATE124636 de Wikileaks) si el presidente mexicano tiene estatura de estadista (idea man) o, por el contrario, se trata de un gerente menor (micromanager). La situación en México le está demostrando a Estados Unidos y a la administración Obama que Felipe Calderón es incapaz de honrar su compromiso de 2009. Y todos sabemos que para corregir un problema con “gerentitos” no se negocia; simplemente se les reprende.
Más allá de las cortesías y las imágenes de Obama y Calderón sonrientes y estrechándose la mano, y gracias a las filtraciones de Wikileaks, sabemos que el gobierno estadounidense tiene motivos para reclamarle a Felipe Calderón porque el fuego en México ya les llegó a “sus aparejos”; de hecho, ya lo ha estado haciendo. Pero esta vez el presidente mexicano no podrá evitar un ultimátum de Obama, por todo lo que la escalada de violencia, la inseguridad y la corrupción en México puede influir en la sucesión presidencial de ambos países.
Lo que ocurra en los siguientes meses podrá confirmarlo.

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